MÓNICA MORALES| 17.07.2024
Desde el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928, los antibióticos han sido una de las herramientas más poderosas en la medicina para combatir infecciones bacterianas. Sin embargo, las bacterias no tardaron en adaptarse, desarrollando resistencias que han dado lugar a las temidas ‘superbacterias’. Estas son capaces de sobrevivir a la mayoría de los antibióticos conocidos, convirtiéndose en una amenaza crítica para la salud pública mundial.
La resistencia a los antibióticos es una crisis de salud pública de ‘proporciones alarmantes’, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Constatan que cada seis segundos, una persona muere debido a infecciones resistentes a los antibióticos, lo que supone más de un millón de personas anualmente por esta causa, y se estima que para 2050, esta cifra podría alcanzar los 10 millones de muertes al año. Según un estudio de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), causan la muerte de cerca de 23.000 personas al año, solo en España. Se estima que en el mundo causan más de un millón de muertes al año.
La OMS ha identificado y actualizado una lista de las 15 familias de bacterias más peligrosas, todas ellas resistentes a los antibióticos. Entre ellas, se encuentran Acinetobacter baumannii resistente a los carbapenémicos (CRAB), que tiene una tasa de mortalidad del 60%, y Mycobacterium tuberculosis resistente a la rifampicina.
Desde el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928, los antibióticos han sido una de las herramientas más poderosas en la medicina para combatir infecciones bacterianas. Sin embargo, las bacterias no tardaron en adaptarse, desarrollando resistencias que han dado lugar a las temidas ‘superbacterias’. Estas son capaces de sobrevivir a la mayoría de los antibióticos conocidos, convirtiéndose en una amenaza crítica para la salud pública mundial.
La resistencia a los antibióticos es una crisis de salud pública de ‘proporciones alarmantes’, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Constatan que cada seis segundos, una persona muere debido a infecciones resistentes a los antibióticos, lo que supone más de un millón de personas anualmente por esta causa, y se estima que para 2050, esta cifra podría alcanzar los 10 millones de muertes al año. Según un estudio de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), causan la muerte de cerca de 23.000 personas al año, solo en España. Se estima que en el mundo causan más de un millón de muertes al año.
La OMS ha identificado y actualizado una lista de las 15 familias de bacterias más peligrosas, todas ellas resistentes a los antibióticos. Entre ellas, se encuentran Acinetobacter baumannii resistente a los carbapenémicos (CRAB), que tiene una tasa de mortalidad del 60%, y Mycobacterium tuberculosis resistente a la rifampicina.
Para combatir esta creciente amenaza, la OMS ha implementado el Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (GLASS). Esta iniciativa tiene como objetivo proporcionar datos comparables y validados sobre la resistencia a los antimicrobianos, apoyando los procesos decisorios y promoviendo acciones a nivel local, nacional y regional.
Además, se han creado organizaciones como la Alianza Mundial para la Investigación y Desarrollo de Antibióticos y el ARM Action Fund, formado por más de veinte compañías farmacéuticas, que buscan desarrollar y lanzar nuevos antibióticos en la próxima década.
Tres avances prometedores
Actualmente, están en marcha nuevos desarrollos que son motivo de optimismo, pero es crucial utilizar estos nuevos antibióticos de manera racional para evitar que las bacterias desarrollen resistencias rápidamente. El uso indiscriminado de antibióticos en el pasado ha contribuido a la situación actual, y es fundamental aprender de estos errores.
La resistencia a los antibióticos es una batalla continua. Cada nuevo antibiótico ofrece una nueva esperanza, pero también una responsabilidad de utilizarlo adecuadamente. Solo así podremos mantenernos un paso adelante en esta lucha constante contra las superbacterias.
Uno de los ensayos más destacables en la lucha contra las superbacterias es el descubrimiento de la zosurabalpina. Este nuevo antibiótico, desarrollado por Roche, ha mostrado eficacia contra Acinetobacter baumannii, una bacteria grammnegativa que ha sido muy dañina y problemática en los últimos años porque provoca infecciones que comprometen a los pulmones y la sangre y se ha vuelto resistente a los carbapenémicos (CRAB). La zosurabalpina funciona impidiendo que la bacteria forme su membrana externa, debilitándola y haciéndola susceptible a otros tratamientos. Actualmente, se encuentra en la fase I de ensayos clínicos en humanos.
Otro avance significativo es la lolamicina, un antibiótico que ha demostrado ser eficaz contra más de 130 aislados clínicos de patógenos multirresistentes. Lo notable de la lolamicina es su capacidad para atacar selectivamente a las bacterias Gram-negativas, como Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae, sin dañar la microbiota intestinal. Esto podría evitar efectos secundarios comunes de los antibióticos, como diarreas y candidiasis y protegiendo al intestino durante el tratamiento y la recuperación.
El emblaveo (aztreonam-avibactam) ha superado los ensayos clínicos y ha sido aprobado en la Unión Europea y por la Agencia Española del Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para tratar infecciones intraabdominales y urinarias complicadas, neumonía hospitalaria y otras infecciones graves causadas por patógenos Gram-negativos multirresistentes. Desarrollado conjuntamente por Pfizer y AbbVie, representa una nueva esperanza para pacientes con pocas opciones terapéuticas. Según la AEMPS, las infecciones por bacterias Gram-negativas resistentes a muchos de los antibióticos disponibles en la actualidad constituyen un grave problema de salud pública, ya que las opciones de tratamiento son limitadas o, a veces, inexistentes. Se estima que las infecciones ocasionadas por bacterias multirresistentes causan 35.000 muertes al año en la UE.
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