F. BARDAL | 27.05.2023 

En todo el mundo, los servicios sanitarios se están enfrentando a una demanda desbordada de atención a la salud mental, sin poder ofrecer a los ciudadanos unos cuidados que son una necesidad acuciante. El departamento de psiquiatría de la Universidad de Oxford es una de las instituciones que han recurrido a la realidad virtual para hacer frente a esa necesidad. Han creado OxfordVR, con un equipo de especialistas dirigidos por el catedrático Daniel Freeman, convencidos de que la realidad virtual puede llevar los cuidados profesionales a las casas de sus pacientes y mejorar la atención que se les proporciona.

Para probar la eficacia de esta estrategia, han llevado a cabo un experimento llamado «gameChange», en colaboración con una compañía estadounidense (Beha VR) con la que trabajan desde 2022. Están recopilando información de sus pacientes en Estados Unidos y Reino Unido para evaluar la eficacia de estas herramientas tecnológicas, aunque ya han ido publicado datos con poblaciones de menor tamaño.

Freeman basa su convicción en el poder de la realidad virtual (RV) en la posibilidad de que los pacientes experimenten y exploren las situaciones que les resultan difíciles sin tener que hacerlo con los riesgos que acarrean los escenarios reales. También ha visto potencial en la herramienta para determinar si lo que los pacientes creen ver o esperan encontrar en el mundo se corresponde con la realidad o no. Una de las especialidades de este experto son los trastornos paranoides de la personalidad, que hacen que las personas experimenten profundos sentimientos de desconfianza en su entorno.

La primera utilidad de la RV en esta situación clínica es de diagnóstico: «Si presentamos una situación neutral en la realidad virtual, con personajes neutrales, y el paciente los percibe como hostiles, podemos confirmar el diagnóstico». El lanzamiento de OxfordVR coincidió con la bajada de los precios de las gafas de realidad virtual, que han ido haciéndose más asequibles a medida que el mercado crecía y también lo hacía la competencia entre fabricantes.

Diagnóstico… y también terapia
Desde su empleo inicial para el diagnóstico, la VR se ha ido extendiendo, llevando los servicios de salud mental más allá de las consultas. Freeman recuerda que, en el momento de lanzarlo, ya se habían publicado aproximadamente 200 estudios en revistas científica que respaldaban la realidad virtual como una plataforma útil en los tratamientos de esta especialidad.

Ellos mismos han contribuido a esas evidencias con un ensayo en el que han incluido a 100 sujetos con miedo a las alturas. Sus datos sanitarios se remontan a tres décadas antes del experimento. Al exponerlos a estas situaciones en plataformas de realidad virtual mejoraron en un 68%.

Dando un paso más, emprendieron un estudio con 356 pacientes con psicosis tratados en Bristol, Manchester, Newcastle, Nottingham y Oxford. En este caso, la experiencia se diseñó para situar de forma virtual a personas con agorafobia (miedo a los espacios abiertos) en situaciones de interacción social en las calles, transportes públicos y establecimientos como cafeterías. Sus resultados, publicados en la revista The Lancet Psychiatry, mostraron que los pacientes mejoran significativamente y se ven capaces de superar esas situaciones en la vida real después de la intervención.

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