EVA S. CORADA | 08-04-2022
Dice que lo escribió sin afán de publicarlo y «solo para desahogarse», pero «La enfermedad como experiencia de transformación. Diario íntimo de un médico herido» se ha convertido en su undécimo libro y el más personal.
¿Cómo o por qué surge la idea?
Es un libro vivencial o terapéutico que surge tras enfrentarme a una situación de infección por covid severa en las primeras semanas de pandemia, en marzo del 20. Tuve una situación bastante complicada y comprometida clínicamente, con tres meses de desarrollo de la enfermedad y convalecencias con muchos ingresos hospitalarios, también domiciliarios, en el hospital de día… una situación compleja. Y cuando ya estaba ligeramente más estable, que no resuelta, ya en mi domicilio tuve unas vivencias tan absolutamente impactantes de lo que había pasado que me dediqué a escribir, pero sin el ánimo de publicar nada, simplemente para poder tratar de proyectar las emociones en un papel con un sentido más terapéutico, de desahogo y de tratar de buscar cierta distancia o reflexión.
¿Y de qué forma le ha transformado a usted esta experiencia?
Me ha cambiado mucho en el trato con los pacientes. Soy una persona con un sesgo humanístico y, a lo largo de mis 36 años como médico, el tema del humanismo y la humanización siempre ha sido un tema permanente en mi, pero la vivencia directa de la enfermedad grave en uno mismo te hace sentirte más empático y compasivo en general con cualquier persona, y muy especialmente con los pacientes. A mí me ha transformado en hacerme más humano con las personas, sean pacientes o no, y me ha ayudado a ser más tolerante y a escuchar.
Acostumbrado a estar «al otro lado», ¿esto le ha ayudado a ser mejor profesional?
Sí, sin lugar a dudas, y entiendo que los profesionales sanitarios que somos enfermos somos una especie a parte y distinta al resto de las personas porque tenemos los mismos miedos, incertidumbres y angustias de cualquier enfermo, pero con el añadido de que sabemos lo que puede ocurrir.
“Los pacientes siguen necesitando el contacto físico por mucho que les prestemos tabletas”
¿Ser médico diría que jugó a su favor o en contra en esta situación?
Juega en contra precisamente porque intuyes, aunque no seas especialista en el área, y conoces como funciona una enfermería, un médico, la dinámica de un hospital… Y cuando lo vives en primera persona todo se transforma y juega en contra porque sabes cosas que pueden ocurrir, que al final terminan pasando o no, pero te genera más angustia y más ansiedad. Por eso siempre pienso que los sanitarios que caemos enfermos tenemos que despojarnos del rol de profesional y dedicarnos a ser eso, pacientes y dejarnos llevar.
Aboga por la humanización de la Sanidad. El aislamiento de los pacientes hospitalarios en la pandemia ha sido de las cosas más duras. En algunos casos continúan. ¿Qué se puede hacer?
El contacto físico lo siguen necesitando los pacientes, por mucho que les prestemos tablets, y seguimos teniendo problema de una enfermedad infecciosa que requiere lógicamente aislamiento. Aunque es más laxo, y mucho más relajado ahora, evidentemente estamos en una situación pandémica distinta, la tecnología nos ha ayudado mucho a paliar ciertas situaciones, nos reinventamos tratando de prestar móviles y tabletas para que puedan ver a sus seres queridos a través de ellas, pero seguimos necesitando la mirada y la mano.
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